Realmente no conocía la banda Joy Division. En más de una ocasión pude observar su nombre en algún afiche, disco tienda o comentario musical, pero nunca fijé mi atención en su música. Cuando realmente los descubrí, noté que su sonido ha sido bastante influyente en la música alternativa británica. Dándole una nueva forma al punk de aquella época (70s). Particularmente el Indie Rock recibió una alta dosis de Joy Division, así como también su orientación a lo oscuro y deprimente fomentó al desarrollo de la música gótica.
Aunque, lo que resulta estremecedor para esta banda, es la presencia que tuvo su vocalista Ian Curtis. Un personaje depresivo cuya vida es narrada en la película de Anton Corbijn Control (2007)
El film centra su punto de vista en Curtis, quien desde muy joven es influenciado por distintas personalidades del rock, como David Bowie, Jim Morrison e Iggy Pop. Su vena artística se ve reflejada en sus poemas y textos, que aluden a su mundo interno, envuelto en un aura gris apática; que atina con el colorido de la cinta, rodada en blanco y negro.
La vida del músico se torna agria y poco digerible al involucrarse en un triangulo amoroso que le dificulta encontrar una vía de escape. Por supuesto, nuestro personaje es casi un niño, y sus problemas van de la mano con la inmadurez que identifica a un adolescente.
Mucho silencio durante la narración. Un silencio que va acorde con las lagunas mentales del protagonista. Su entorno acierta en una deconstrucción de las virtudes que lo rodean, y poco a poco, sus ataques de epilepsia destrozan el escaso control que poseía.
Me dejó totalmente convencido la actuación de Sam Riley como Ian Curtis; obviando el poco parentesco físico de ambos, abordó al personaje magistralmente. Incluso aquella epiléptica forma que tenia Ian de bailar, era indiscutiblemente similar. El esfuerzo por lograr todo ese proceso existencialista que lo perturba durante sus últimos años de vida, queda plasmado en una interpretación verosímil.
Imposible dejar pasar esta importante película para los amantes del Rock. Un inmenso esfuerzo, logrado con otras grandes entregas como The Door(1991), Last Days(2005), Hysteria: The Def Leppard Story (2001), entre otros…
PD: Para los tabúes y prejuicios que aun invaden la mente humana, Ian Curtis no consumía drogas. Padecía de ataques de epilepsia y murió el 18 de Mayo de 1980; tenía 23 años.