El libreto que respalda
Reservoir Dogs (1992) tiene una particularidad exuberante. Su magistral forma de relatar los hechos, hacen del factor suspenso la herramienta clave y deja para el espectador otra forma de ver elcine; una situación muy fuera de lo corriente.
Un magnate del crimen organizado contrata a un grupo de delincuentes para realizar un asalto en una joyería. Los cinco elegidos son personajes bastantes diferentes, de hecho su vida previa al suceso deja al descubierto sus idiosincrasias internas y criminales. Una trama bastante simple, que deja de serlo una vez que las herramientas del director comienzan a deslumbrarnos poco a poco.
Desde un enfoque fragmentado, incorporando el flashback como herramienta, la narración se es deshabituada, aunque, conforme los pedazos se van uniendo, lo que puede ser incomodo al principio, resulta una nueva manera de entretenimiento.
El elenco lo conforman grandes actores como, Tim Roth, Harvey Keitel, Michel Madsen, el irritante Steve Buscemi, el difunto Chris Penn, Lawrence Tierney, Edward Bunker y el mismísimo Tarantino tiene un papel dentro del film. Quisiera prolongarme un momento en este punto. He observado algunas actuaciones de Tarantino y considero, que cuando su papel es más protagónico, acaba con la actuación. Un ejemplo a lo que planteo podría ser Del crepúsculo al amanecer (1996) de Robert Rodríguez. Su personaje pierde la rudeza que lo caracteriza dándole el paso a una interpretación sobre actuada y forzosa.
Seguimos con los perros. La cinta, como ya todos saben, es el clásico de Tarantino. Y mi favorita. El “niño rebelde de Hollywood” dejó una huella imborrable en esta historia autentica y exclusiva en su modo. Toda su estructura está conformada por la firma de su creador.
A pesar de haber sido realizada con muy bajo presupuesto, se encuentra demostrado lo que un buen guión y una acuciosa dirección, resultan hacer una obra redonda y con sustancia.
Algo que reitera la genialidad de esta película, son los diálogos, que experimentan una cotidianidad y simpleza únicas. Las triviales conversaciones degustan en el espectador una simpatía por los personajes. Escenas como la de la cafetería, donde el Señor Azul da su opinión sobre Like a Virgin de Madonna; o la ingeniosa “filosofía” del Señor Rosa sobre dar propinas.
Un dato quizás curioso, es la forma de jerarquizar equilibradamente los personajes. Donde la posibilidad de haber un protagonista queda anulada. Después de todo, cada persona es protagonista de su mundo. Otra forma de acercarse más a la realidad. Característica interesante de Tarantino que hemos visto en otros films como Pulp Fiction (1994) o Inglourious Basterds (2009).
Una eminencia del cine independiente, imposible dejar de verla. A pesar de mi inevitable parcialidad, creo que todo cinéfilo debe incluir en su videoteca al desquiciado Tarantino.
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