La industria de las animaciones por ordenador ha crecido bastante los últimos años. A pesar de que otras productoras se han arriesgado en seguir esta fórmula, e igualar, el trabajo realizado por PIXAR, no han sido, últimamente, muy buenos los resultados en materia de calidad. Basta con mencionar a Mi Villano Favorito (2010) de la Universal o la última entrega de Shrek (2010) de Dreamworks, y darnos cuenta de las deficiencias en argumentación y desarrollos narrativos que poseen las historias.
Sin embargo, creo que ejemplos como el de hoy revelan un efecto distinto a lo explicado previamente. Rio, último film del director brasileño Carlos Saldanha, una producción de Blue Sky Studios, llega con una propuesta que, si bien no dicta ser totalmente original y se aleja de ser perfecta, resulta bastante interesante y verdaderamente entretenida.
Los puntos que refuerzan y compensan el simple guión están sujetos principalmente a la ambientación de la historia ubicada en Brasil. El film se vuelve portal de una ciudad alegre, colorida y hasta turística para los espectadores. Existen referencias constantes que reiteran la sociedad y la cultura de este país, como las referencias rítmicas que aportan cada personaje para la identidad del film. Por lo tanto, la música juega un papel crucial en el tono de la trama. John Powell logra de forma acertada recrear una banda sonora con las referencias musicales más representativas de la región, mezclando el sensual y relajante bossa-nova con melodías pop y el tratamiento de la movida samba.
A pesar de ello, el argumento central es bastante sencillo. Una percepción bastante personalista de mi parte sería que no sentí encariñarme con Blue o sus allegados. Tampoco vi un gran trabajo en la elaboración de los villanos (Pepillo, o Nigel, y sus dueños no causan el menor miedo), y a su vez, los obstáculos a los que se enfrentan los personajes protagonistas, son poco complejos y carecen de trasfondo. Existe una intención de concientizar sobre el contrabando de aves exóticas y las organizaciones encargadas de remediar este problema, sin embargo, pienso que pudo ser más completo el tratamiento de este tema. Por cierto, no vale argumentar “es una película para niños”, Toy Story y Ratatouille son cintas infantiles en las que los problemas y circunstancias son bastantes serias y profundas.
Saldanha ha hecho de Rio una película perfectamente recreada en su contexto brasileño, las raíces de este director quedan manifestadas en la emotividad de las imágenes y la conformación musical, aunque existen deficiencias en la elaboración de los personajes. Deficiencia ausente en la primera parte de la saga La Era de Hielo, que si bien tuvo secuelas igualmente divertidas, carecían de la profundidad de su primogénita.
Espero (con pocas esperanzas) que las futuras películas animadas que se adentren en incursionar en la competitividad del mercado hollywoodense, tomen de ejemplo a Rio, no para concluir en un refrito o un plagio innecesario; simplemente nutrirse de la esencia que transmite el film.
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