La naturaleza y el hombre siempre han sido temas interesantes para la cinematografía. El director Dany Boyle ya había tenido algún tipo de acercamiento en su film La Playa (2000), protagonizada por Leonardo Di Caprio. Para el 2010, sale a la luz su última entrega, 127 Horas, que se sumerge y explora esta temática con la marcada experiencia de Aron Ralston.
James Franco interpreta con natural espontaneidad a Aron Ralston, un joven desinteresado por el entorno social y a su vez, todas las personas que la conforman. Mientras Ralston yace atrapado en el cañón, sus condiciones y probabilidades de sobrevivir disminuyen en el transcurso de esas 127 horas. El agotamiento del agua y la comida lo obligan a perder la razón, desarrollando un proceso de delirio y locura.
Este hecho me obliga a relacionarlo con el personaje Cristopher McCandless, protagonista de Into the Wild (2007) film de Sean Peen, basado en el libro homónimo de Joh Krakauer. Además, ambos relatos están basados en hechos totalmente reales.
Ambos deciden explorar la vida salvaje, distanciarse del bullicio, los problemas y los complejos del ser humano, aunque, a cada uno lo impulsan intereses distintos. A Ralston su distanciamiento lo motiva una apatía casi inexplicable, que inconscientemente busca su soledad, o más bien, una compañía con la faceta más pura del planeta. En cambio McCandless lo envuelve una ira por la condición materialista y superficial del ser humano, nutrida principalmente por grandes autores como Tolstoi o Jack London.
Si hay algo que deslumbra la calidad de 127 Horas es el trabajo de fotografía por parte de Enrique Chediak y Anthony Dod Mantle, que revelan las formas de relieve que posee el asombroso cañón de Utah. Por otra parte, no olvidemos la música emotiva y autentica del reconocido compositor hindú A.R. Rahman, famoso en el conocido Bollywood y quien vuelve a colaborar con Boyle después de Slumdog Millionaire. Su participación incrementa un elemento determinante para la historia, la perfecta sonoridad de Rahman establece en ambos componentes (visual y musical) un enriquecedor complemento para el tono de la cinta.
Dany Boyle ya ha marcado su carrera como cineasta al compartir con nosotros películas de una alta calidad cinematográfica, solidas en su puesta en escena, y cuidadosas al trasladar las páginas del libreto al lenguaje visual. Para 127 Horas vemos que obtiene el realismo anecdótico de Slumdog Millionaire (2009), las imágenes distorsionadas e ilusiones de Trainspotting (1996) y el equilibrio narrativo de Exterminio (2002). Que no se confunda este aporte con la repetición, al contrario, Boyle sabe reinventarse con cada historia que cuenta sin olvidar los elementos que le han aportado un gran avance el arte cinematográfico.
Por lo general comparto el tráiler de la película que comento. Esta vez dejaré un trozo del soundtrack realizado por Rahman. Una obra de arte.
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