En vista de la ausencia de una buena propuesta cinematografía en las salas de cine de mi ciudad (exceptuando Hermano) y de que Salt no fue precisamente la mejor opción elegida esta semana, he decidido darle espacio a una película vieja, pero buena.
Un clásico de clásicos. Misery (1990) es la perfecta historia conformada de suspenso, thriller psicológico y terror, en el que produce un asombroso efecto. Hibrido espectacular que hace temblar y desesperar a cualquiera persona.
La cinta está basada en la novela homónima del inagotable escritor Stephen King. Su director fue Rob Reiner y el excelente reparto está conformado por James Caan y la abominable, en este caso, Katy Bates.
Sinopsis: “Paul Sheldon (James Caan), un afamado escritor, famoso por Misery Chastain, un personaje de ficción que ha protagonizado sus libros y que le ha generado un gran éxito entre el público, sufre un repentino accidente a causa de una tormenta de nieve. Quien recurre a su rescate es Annie Wilknes (Katy Bates), una enfermera que resulta ser una gran admiradora de la obra y trayectoria del escritor. El tiempo será el encargado de demostrar lo inolvidable que será aquella experiencia”.
Hasta el momento, no me he sumergido en la literatura de King, pero si he visto varias de sus obras adaptadas a la pantalla grande (La milla verde (1999), El resplandor (1980)), y creo, que Misery consigue una atmosfera que retrata, a mi parecer, ese ambiente del escritor original; ese ambiente que tantos directores y guionistas han querido plasmar. William Goldman, encargado de la adaptación del guión cinematográfico, atina con un trabajo bastante sólido en cuanto a la conformación y relación que tienen los personajes, como también en el tono narrativo de la trama.
La dirección a cargo de Reiner se conforma de algunos detalles que recuerdan el cine de Hitchcock, o por lo menos eso siento cada vez que veo la película. Esa forma de manipular al espectador por medio del suspense, resulta tal vez agotador, aunque envolvente.
Desde el comienzo, esta herramienta (suspense) es bien moderada, de tal forma que la intriga acumula expectativas en todo momento. Poco a poco nos van revelando la realidad en la que Sheldon se va transformando, sin darse cuenta, en una víctima.
No hace falta ser un experto para reconocer que el fuerte de la cinta recae sobre la actuación de Katy Bates, galardonada por varios premios gracias a este papel. La actriz transmite un terror que suele gustarme bastante debido a la ausencia de lo sobrenatural. Su interpretación nos recuerda que nuestra mente puede llegar a ser el instrumento que mayor horror puede causarle al ser humano. Y el cine, como utensilio de ello, ha sabido adaptar en muchas ocasiones, esta tarea.
Su demencia, su loco amor por el escritor y su obra, su pasado lúgubre y la soledad, hacen de Annie Wilkens, un villano perfecto; totalmente desquiciado, que nos perturba con sus acciones y su forma de evaluar sus actos. Toda esta agonía visual es magistralmente ejecutada por Katy Bates, que sin llevar un machete o garras en sus manos, hacen de su sonrisa y su relativa amabilidad, su arma más letal.
Sufrimos mucho con James Caan, o mejor dicho Paul Sheldon, que a pesar de todo lo que vive, conserva la paciencia hasta el último minuto. Es curioso pensar, que su comentario sobre aquella experiencia, le ayuda. Lo que vivimos se canaliza para mejorar, a pesar de las consecuencias y cicatrices.
Misery será recordada por todos aquellos que se arriesgan a explorar el lado oscuro de la imaginación. Una verdadera obra maestra del horror. Inolvidable por perturbar nuestro dolor físico y psicológico.
PD: Para quienes desean recordar o, en el caso de aquellos que no la han visto, quieran observar una muestra de esta cinta, les dejo una de las escenas más impactantes que conforman esta gran película.
Si pueden, disfruten.
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