Sinopsis: El libreto ubica a los personajes dentro de una prisión de España. Los reclusos generan un motín en protesta a las malas condiciones en las que se encuentran, producto de la irregular administración, corrupción o simple negligencia. Juan Oliver, un nuevo miembro del personal que custodia la prisión, queda atrapado durante la revuelta. Su perspicacia será la única arma valida que podrá sacarlo vivo de ese lugar.
Dentro de la serie de películas que este año han conformado una revelación para el cine español, Celda 211 (adaptación de la novela homónima del periodista Francisco Pérez Gandul), quizás, ha sido la más significativa para el público. La estructura y conformación del guión, las intensas escenas y las rigurosas actuaciones hacen que Daniel Monzón Jerez, se muestre como un director enfocado en operar una obra solida, llena de acción, melodrama y acertados giros narrativos.
Los personajes principales que forman parte de la cinta, Malamadre y Juan Oliver, interpretados por Luis Tosar y Alberto Ammann, respectivamente, se sienten relacionados, uno al otro, producto de las personalidades opuestas. Ambos incursionan en una camaradería genuina, a tal punto de efectuar el par que lidera el motín. Todo se desarrolla fuera de la voluntad de Juan, quien se las ingenia para salir ileso del problema en el que se encuentra.
El mensaje que proyecta Celda 211 va dirigido a una confrontación atrayente. La justicia, es un elemento incierto e impreciso cuando los vuelcos personales se adentran en el interés humano; los delincuentes protagonizan una acción de protesta para reclamar mejores condiciones de vida. La narración torna diversos giros, puntuales e importantes, que se desligan de las convencionales decisiones dentro del ámbito legitimo.
Parte del segmento de actores lo integran Antonio Resines, Marta Etura, Carlos Bardem y Manuel Morón; quienes plasman con precisión la controversia de la impredecible historia. Luis Tosar logra una interpretación impactante debido al modo en que ejecuta sus diálogos y expresiones; revela a un personaje apasionado, impulsivo, despreocupado por su condición de recluso. En el caso de Alberto Ammann, quien con una actuación poco convincente, no cumple las exigencias de su papel.
Celda 211 es un film que insiste en delatar el trasfondo de la vida criminal dentro de la faceta penal, enarbola los intereses de sus protagonistas y acumula una buena dosis de entretenimiento. Sin duda, un a obra exenta de los frecuentes refritos carcelarios; esta en cambio, profundiza y se enriquece de la sensibilidad humana.
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