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sábado, 6 de agosto de 2011

Una Mirada al Mar: El poco efecto de la nostalgia

Sinopsis: Rufino, un señor de 71 años, queda viudo y decide volver al pueblo donde conoció a su esposa. Allí se reencuentra con sus paisajes y su gran amigo Gaspar, pintor que se ha hecho cargo de una pequeña niña huérfana de ocho años llamada Ana E. Rufino se verá obligado a convivir con esta niña pese a su hostil relación.

Lamentablemente el tráiler de Una mirada al mar promete una película distinta al momento de verla en el cine. Quisiera comenzar apuntando los puntos favorables de esta película que, en definitiva, es una obra débil en argumento, puesta en escena, dirección de actores y despliegue técnico.

El arte de Una mirada al mar refleja esa ingenuidad y torpeza con la que los niños elaboran sus dibujos. Esta característica llena de colores todo el film, haciendo un buen contraste con el colorido paisaje costeño de la historia. La ingenuidad es el complemento.

Otro gran aporte que salva el film es la actuación de la niña protagonista Yucemar Morales como Ana-E. Sin duda es quien más en serio se toma su trabajo, lo hace resaltar pese a las limitaciones de un guión redundante y lo que es más importante, a diferencia de todo el elenco que la rodea, disfruta a cada momento su personaje, su actuación, su trabajo.

Ahora, poco tengo que rescatar de la película ya que de entrada busca generar un aura de nostalgia y reflexión en torno al personaje de Rufino, interpretado por el actor venezolano Fernando Flores. La pérdida de su esposa y su encuentro con la niña Ana-E a modo de tomar un giro en su vida, no representan un personaje interesante. Su comportamiento, extremadamente deprimido, se queda en un estado de nostalgia que poco tiene de verosímil y poco aporta para la definición del personaje como un ser derrotado por la vida y la vejez.

Las escenas y diálogos de los personajes lucen improvisados, poco ensayados. No se logra extraer lo mejor de sus intérpretes quienes comparten intereses, pasiones y vivencias en la historia pero que carecen de entrega.

Existen deficiencias notorias en el área técnica de la película. Como el uso de la cámara en mano en escenas que no requieren de dicho recurso o errores y discordancia en el montaje, haciendo las secuencias forzadas al momento de cambiar el ángulo o la escena; quizás por estar a cargo de ocho manos este departamento (Armando Silva, Carlos Mendoza, Andrea Ríos y Liana Domínguez).

La narración es bastante plana, con pocos altibajos. Las dificultades a las que se enfrentan los personajes no son del todo trascendentales, o por lo menos la película no logra convencer lo contrario. Sin embargo, queda expresado con cierta ternura y simpatía el encuentro entre los personajes de Rufino y Ana-E en la playa, una vez que ya se conocen mejor; separados por años de distancia pero encontrados por una razón tan cruel como la soledad.

No he visto el trabajo colectivo que realizó Andrea Ríos en 1,2 y 3 mujeres junto a Andrea Herrera y Anabel Rodríguez, aunque este, Una Mirada al Mar, termina siendo su primer largometraje de ficción que no termina de convencerme. Paradójicamente, es actualmente la película venezolana más taquillera en Venezuela, así que, la visión de quien escribe estas líneas no es en definitiva una sentencia de la calidad de esta cinta. Comprueben y comenten.



1 comentario:

  1. ESTA PELICULA LA VÍ EN CINE LATINO POR CABLE....ES PARA MI POCO ENTENDER COMO UNA MAGIA DE CARIÑO Y AMOR.....ME DESLUMBRÓ LA ACTUACIÓN DE ANA E. A ESTA NIÑA MI RECONOCIMIENTO Y APOYO ES UN TALENTO IMPRESIONANTE.APLAUSOS.....!!!

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