Juan Carlos Ballesta, ex baterista de bandas como Antares y Post Data y quien realiza un trabajo periodístico musical desde los años noventa, comparte su versión de lo que fue el movimiento metalero en Venezuela. Así comienza este relato el productor y locutor del programa radial Acto de fe y editor de la revista musical Ladosis.
El Metal llega con retraso
“Como ha pasado en algunos caso con otros géneros en Venezuela se empezó hacer metal tardíamente. Lo mismo pasó con el rock sinfónico o el rock progresivo que cuando ya no estaban en su momento (70s), en Venezuela estaba naciendo a finales de los setenta. Con el metal ocurrió algo similar. La etiqueta del Heavey Metal se acuñó a finales de los setenta porque antes se hacía un Hard Rock que terminó por denominarse Heavey Metal. Por ejemplo: Judas Priest al principio era un grupo de Hard Rock pero cuando cambiaron su imagen y empezaron a vestirse de cuero, pasaron a ser una banda de Heavey Metal y además una influencia. La Nueva ola del Heavey Metal británico, bandas como Saxon y Iron Maiden fueron las que influenciaron a las bandas venezolanas.”
Las tendencias que salvaron al rock
La casi total desaparición del rock en Venezuela generó un desconcierto en el rumbo que debía tomar esta tendencia musical y sus numerosas vertientes. Juan Carlos continúa el relato: “A finales de los setenta hubo un vacio en el rock venezolano. Era la época del Disco Music y el Jazz Fusión. Muchos músicos se fueron becados a estudiar a la Berklee College of Music. Eso hizo que el rock en el país todavía estaba buscando su forma.”
Tomando la referencia de entrevistas anteriores, ya en los ochenta se vivía la clara polarización de las tendencias rockeras: el punk, liderado por Seguridad Nacional y la del Metal con Resistencia como punta de lanza.
“Entonces surgió una generación de grupos de Metal encabezados por Resistencia. Era la mejor banda en parte por los guitarristas sobre todo por Rodrigo Yoma. También se debía a su cantante César Somoza que conservaba una voz muy potente y operática. Este grupo fue el que abrió ese camino. En Valencia estaba Power Age que luego se convirtió en Arkangel. Así nacieron en esa época muchos grupos de Hard rock y Metal como Armadura, Grand Bite o Alta Frecuencia.”
El auge se va en picada
Juan Carlos ofrece su perspectiva sobre la abrupta caída del movimiento metalero en Venezuela a la mitad de los años ochenta: “¿Qué pasó con el metal venezolano que tuvo ese auge pero que a mitad de los ochenta muchos de esos grupos habían desaparecido? Mi opinión es que eran grupos muy amateur. Tenían influencias y actitud pero en esa época había músicos muy buenos y músicos mediocres o del montón; había un desnivel. En las bandas de metal pasaba mucho eso. De repente conseguías un guitarrista que eran un fenómeno y el baterista era malo; o al revés. Arkangel, por ejemplo, tenían instrumentistas que eran mediocres. Basta con oír los discos. Era un Heavy Metal muy plagio. La vestimenta, las guitarras puntiagudas, todo venia de una imagen que ya conocías. Tú escuchabas “Break The Law” de Judas Priest y luego a Arkángel y era una caricatura. En 1985 el metal se diluyó.”
Camino al metal extremo
Ballesta concluye su intervención refiriéndose a las primeras bandas de Metal Extremo que hicieron presencia en la escena caraqueña en los años noventas:“El metal, en el mundo, se subdividió en muchas ramas y aquí en Venezuela esas ramas existieron. A principio de los noventa empezaron a salir bandas de Metal extremo como Krueger que era de Death Metal o Sentencia que era Trash Metal. Creo que en este momento esas bandas son más subterráneas que antes. Nunca aparecen grupos de esas tendencias tocando en festivales, salvo el Gillmanfest. Sigue habiendo una movida pequeña, focalizada con unos fans muy fieles.”
Diego Hernández León
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