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domingo, 24 de julio de 2011

Harry Potter y las reliquias de la muerte - Parte 2: Un final de impacto

Sinopsis: Los horrocruxes, objetos que contienen en fragmentos el alma del Señor Tenebroso, deben ser encontrados por Harry y sus amigos. De esta forma, podrán destruir de una vez por todas a Lord Voldemort. Por supuesto que la tarea se verá interrumpida por numerosos obstáculos que pondrá a prueba toda la capacidad del joven mago para concluir su objetivo final.

Si bien era de esperar que esta última entrega de Harry Potter iba a estar cargada de increíbles efectos especiales, mucha acción y un final feliz para todos sus ya predispuestos seguidores, sigo creyendo que el film no necesitaba dividirse en dos entregas. Harry Potter y las reliquias de la muerte - Parte 1 pudo ser suprimida a una hora de duración (incluso menos). Sin embargo, el final del joven mago ha sido de tan alto éxito que la taquilla sencillamente habla por sí sola.

Quisiera aclarar que vi la entrega en su idioma original (inglés) y que dicha experiencia nos hace apreciar verdaderamente las interpretaciones de los grandes actores que integran el reparto de Harry Potter y las reliquias de la muerte - Parte 2. Ralph Fiennes, Alan Rickman, Michel Gambon, Helena Bonham Carter abordan sus personajes con la maestría y destreza que en las secuelas pasadas. El trió de jóvenes amigos (Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint) demuestran una madurez actoral importante; pero mi interés en este caso va dirigido en recuperar algo que quizás muchos olviden y obvien por distintas razones. El segmento dedicado a el duende Griphook, interpretado por Warwick Davis (el enano de manos grandes),quien interpreta también otro personaje (Filius Flitwick) nos ofrece una actuación soberbia y digna de respeto al actor que encarnó en su oportunidad a Willow en la película del mismo nombre. Que sea este pequeño espacio un reconocimiento a tan significativa labor.

Asombra el despliegue de efectos especiales que conforman la película. Las escenas de acción se visten de verosimilitud y las criaturas mágicas (como el dragón del comienzo) reflejan un trabajo resuelto y profesional por parte de las compañías encargadas en la materia. Sin embargo, parte de mi capricho quiso observar con más detenimiento la batalla final en Hogwarts. Se sabe que muestra una muy buena parte de esta secuencia, aunque no con la atención que esperaba. Sin embargo es evidente que la atención debe recaer sobre la narración central de su protagonista y su objetivo en la trama.

En el caso del argumento, por mencionar un dato un tanto incompleto, se observa desplazada la figura paterna del joven mago. La saga completa muestra a Harry Potter atormentado por su oscuro pasado que arrastra la muerte de sus padres. Mientras la historia avanza (entre libros y películas), sus padres realizan apariciones para comunicarse con el muchacho; las mismas en un tono familiar, compartido entre madre y padre. Pero es este film, el último de la historia, que poco (casi nada) le dedica espacio a su padre; o mejor dicho, a la figura familiar recreada previamente. Ha de ser por el importante papel que define la madre y su experiencia compartida con Snape; de igual forma el contraste es abrumador.

Creo haberlo comentado en algún otro artículo, pero vale la pena reafirmar el punto de dirección. David Yates fue el encargado de dirigir las últimas películas de la franquicia a partir de la quinta entrega. Es curioso que la productora Warner Bros. Picture le diera la batuta al que hizo dos de las cintas más flojas de este mundo mágico. Por su parte, Harry Potter y la reliquias de la muerte - Parte 2 concluye como una cinta admirable en el manejo de su contenido dramático, una consistente labor de actuaciones y un guión que se vale del argumento de su creadora (J.K Rowling) para ser un punto final digno (ESPERAMOS) ante la eterna y persistente lucha entre el bien y el mal.



domingo, 17 de julio de 2011

La relativa virtud del doblaje

He aclarado en distintas ocasiones la deficiencia que genera el doblaje en las películas. Es una acción patética que mutila la actuación de los actores, desvincula toda la apreciación artística del film y pierde la esencia de la obra original. Es difícil encontrar en nuestros días un canal de televisión que transmita películas subtituladas. Hasta los renombrados The Film Zone, Fox, Warner e incluso TCM, exhiben películas dobladas; espacios en los que previamente se respetaba el lenguaje auténtico de la obra.

Creo que la causa que predomina en esta situación (factor de interés para las grandes distribuidoras) surge de una permanente pereza mental a la que nos sometemos. Queremos todo en bandeja de plata para aplicar el menor esfuerzo posible al momento de apreciar la historia que estamos viendo. Ya el espectador promedio no solo quiere películas simples en su estructura narrativa, con efectos especiales que opaquen cualquier argumento comercial; ahora le da flojera leer los subtítulos, le da flojera apreciar el valor de una actuación. Como también le da flojera y coraje que una cinta sea compleja y contenga grados de ambigüedad.

En España, el trabajo de incorporar una voz en una película se hizo obligatorio durante el gobierno franquista. Esa sed de nacionalidad impedía la posibilidad de escuchar palabras al otro lado de la frontera española. Ahora, este país ha quedado tan marcado en este particular sentido, que se les hace difícil desligarse de esa condición, el doblaje en las películas. Latinoamérica va por ese camino, aunque no por una imposición dictatorial, sino por pereza.

Paradójicamente considero que el trabajo de doblaje encuentra un excelente punto de encuentro cuando su práctica se sitúa en las películas animadas. Por eso quiero expresar la inmensa nostalgia, respeto, y afecto que le tengo a todas esas voces que dieron vida a una gama incontable de personajes animados de mi infancia. Siempre he estimado los trabajos de doblaje del venezolano Frank Maneiro, quien dobló a Batman en la serie y películas animadas elaboradas por la compañía Warner Bros. En México Mario Castañeda prestó su voz para representar al inigualable Gokú en la serie y las películas del anime Dragon Ball; por otra parte, Laura Torres dobló este mismo personaje en su etapa infantil. Asombrosos los trabajos de Gabriel Chávez como el Señor Burns y quien no se ha reído con Humberto Vélez y su magnífica labor con Homero Simpson, ambos mexicanos.

Soy un nostálgico, y a todos ellos los admiro con enormidad. De cualquier forma, mi opinión sobre los doblajes en personajes reales (carne y hueso) me sigue disgustando. Claro, algunas cintas animadas en la actualidad, elaboradas en computadora, cuentan con el trabajo de voz e incluso movimiento de actores reales. Tal es el caso de la próxima película a estrenarse de Peter Jackson y Steven Spielberg, “Las Aventuras de Tintín: El secreto del unicornio”. Un caso especial que vale la pena analizar en profundidad.

Esta disyuntiva que encuentro en el doblaje me hace quererlo y odiarlo al mismo tiempo. Pocas veces voy al cine a ver una película doblada, pero mi pulgar deja de presionar el control remoto cuando veo algunos de los personajes que nombré previamente en la televisión.




domingo, 10 de julio de 2011

Reverón: Una luz y sus matices

Sinopsis: La historia se traslada a 1920. Armando Reverón es un pintor venezolano que vive a las orillas del mar para trabajar en el desarrollo de su obra; alejado de la sociedad, de todo. Un día conoce a Juanita Ríos, personaje crucial de sus pinturas, quién compartirá sus experiencias, sus locuras y el resto de su vida.

Armando Reverón e
ra un ser obsesionado por la imagen. Adoraba las sesiones fotográficas, terminaba dirigiendo los pequeños rodajes que se le hicieron en vida y ni hablar de su trabajo con la pintura. Siempre fue un amante de la imagen y la imagen en movimiento. Solo faltaba que alguien se atreviese a narrar la vida de este gran personaje, de este gran icono de Venezuela. Y así, con la incertidumbre de contar esta historia de ficción que orbitó por años y años como tentativa en el limbo de la cinematografía, nació el film “Reverón” del director Diego Rísquez.

Un factor que resplandece en la primera etapa de la narración del film es la escasa inclusión de diálogos. Rísquez utiliza el recurso de las palabras cuando es totalmente necesario. No se concentra en explicar cada costumbre de su personaje, le deja oportunidad al espectador para que comprenda sus acciones con solo las miradas y gestos de su actor. Decide también, interpretar esa relación intimista entre Juanita y Armando con cierto distanciamiento en su primera época juntos; haciéndola lenta, romántica, pura y tormentosa. Reverón se sumerge en sus pensamientos y recuerdos mientras Juanita solo cumple el papel de compañera, poco preguntona y fiel protectora del pintor.

Los personajes centrales, Armándo y Juanita, ejecutan una labor particular de pareja atípica. Ambos, llenos de locura, son quienes llevan de la mano al espectador para revelar el mágico mundo que recrearon en las playas de Macuto. El primero, desempeñado por el entregado en cuerpo y alma Luigi Sciamanna, se encuentra perdido en su mundo de luz y remembranzas familiares; y la otra, en manos de la actriz Sheila Monterola, desprende su virtuosa ingenuidad; dejándose influenciar por su compañero.

No se podría crear un mejor ambiente para el personaje sin el trabajo de Cezary Jaworski en la fotografía y Alejandro Blanco Uribe en la música. Jaworski desempeña una cuidadosa labor en sus planos en picado, travellings y encuadres que desprenden una analogía similar a la de las pintura. La fotografía cuida el tratamiento de la luz que tanto consumió a Reverón, haciéndola sutil y atmosférica en la privacidad e intensa y radiante en los momentos más difíciles oscuros del personaje. Blanco Uribe, por su parte, desata un increíble trabajo musical que compenetra perfectamente la imagen y puesta en escena que desarrolla el director. Ejemplificado y resumido con el sublime y tierno tema “Niña Dulce”; en la que el actor Luigi Sciamanna comparte su faceta de cantante.

Quizás el desenlace de “Reverón” deja más que desear por imprecisiones referentes al paradero de algunos personajes al momento de finalizar el rodaje. Sin embargo, Diego Rísquez ha creado una obra valiosa en su narración sensible y sutil. A través de su dirección rememora, no solo el legado de su protagonista, sino también del personaje; del loco. Rísquez se desplaza con destreza en su contexto de mar, arena y madera al representar la vida de Reverón; que va acompañada de diversos personajes durante el rodaje. Luis Fernández, Antonio Delli, Héctor Manrique y Adrián Delgado son algunos de los rostros que terminan abordando la historia de un ser de extrema sensibilidad; que halló el sentido de su existencia en Juanita, la luz y los cuadros que dejó para la historia.



sábado, 9 de julio de 2011

Todo sobre mi madre (1999): Mujeres, dolor y vida

Describir una película de Pedro Almodóvar es tener que hablar de sus mujeres. El gran Joaquín Sabina lo hizo magistralmente en su canción Yo quiero ser una chica Almodóvar, en la que hace un recorrido, no solo por las actrices, personajes y películas del director, sino que también hace referencia a todas esas mujeres que influyeron en su modo de ver y contar la vida. Marilyn Monroe (en Some Like It Hot), Holly Golightly (de la novela Desayuno en Tiffany de Truman Capote) o Sara Montiél, recordada en su ilustre película El último cuplé (1957).

Dicho esto, me atreveré a indagar y opinar sobre la película más emblemática del director español, Todo sobre mi madre, sin hacer, por supuesto, caso omiso a las protagonistas de la trama: las mujeres.

La historia relata la vida de Manuela, una mujer que, mantiene concentrados en sus profundos y distantes ojos claros, un intenso secreto. La mirada de su hijo Esteban, responde con interrogación los de su madre. Este joven aspirante a escritor, para poder encontrarse consigo mismo, sus páginas y palabras, necesita saber sobre su padre.

El detonante del film se encuentra con la muerte de Esteban, a partir de este instante, el personaje de Manuela, desgarrado por la irremediable perdida, emprende una búsqueda al pasado. Almodóvar le da a su mujer un tratamiento de profundo dolor. En su búsqueda, se encuentra con experiencias diversas, absurdas, y personajes tan disparatados que dificulta la posibilidad de creer que tales seres y situaciones representen un sector inevitable de la sociedad.

Almodóvar, como característica propia de la movida madrileña de los 80s, retrata en su trama una cruel y frívola verdad. Ya no vemos solo el humor parlante y crónico de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Pese a no estar ausente el factor risa que caracteriza su cinta, el ambiente de Todo sobre mi madre es lúgubre, oscuro, lleno de extraños hombres que solo lucen orgullosos su fachada y estética de labial, tacones y falda, en las penumbras de la oscuridad.

La escena que dirige el encuentro de Manuela con Sagrado (su amiga transexual) se desglosa con un tono de suma medición al recorrer la ciudad de Barcelona, importante emblema de arte y cultura como cualquier otra ciudad grande de Europa. Pero este lugar también esconde una faceta underground que Almodóvar la hace sublime al retratarla por medio del cristal del taxi donde Manuela busca con la mirada a su amiga. Después de varios túneles, un terreno aislado se encuentra invadido por autos y motocicletas. Tal cual “criaturas de la noche” los travestis se abren paso ante un circulo de vehículos que giran y giran como el vicio que ata a las protagonistas a permanecer en la única forma de vida que conocen. La escena la acompaña el músico senegalés Ismaël Lo con su tema Tajabone; la pieza que complementa la secuencia marca el lado sensible de Almodóvar. Esta escena concreta la vida del film.

Al mismo tiempo, son muchas las mujeres que participan en la obra, extraviadas en un laberinto extenso de situaciones que terminan conectándolas amistosamente con Manuela, el núcleo de la narración. Huma Rojo como indirecta causa de la muerte del hijo de Manuela; Agrado, la mujer en el cuerpo de hombre, como parte del pasado que trata de rememorar y en el que busca ayuda; y Rosa, una joven con un problema similar al de Manuela años atrás, aunque con una carga más pesada. Todas y cada una de ellas tan parecidas como distintas. La amistad resulta más bien una sátira de la vida, absurda como la referencia usada al comienzo de esta crítica.

Almodóvar define una forma particular de hacer cine. Auténtico en moldear sus guiones y protagonistas; infinitamente atraído por lo que en su país de origen (España) era un gallo tapado ante la autoridad militarista. Si discurso narrativo explora en lo prohibido aunque con magistral desempeño; haciendo la referencia de la mujer, una constante y digna oda en la que el autor les agradece eternamente.