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domingo, 10 de julio de 2011

Reverón: Una luz y sus matices

Sinopsis: La historia se traslada a 1920. Armando Reverón es un pintor venezolano que vive a las orillas del mar para trabajar en el desarrollo de su obra; alejado de la sociedad, de todo. Un día conoce a Juanita Ríos, personaje crucial de sus pinturas, quién compartirá sus experiencias, sus locuras y el resto de su vida.

Armando Reverón e
ra un ser obsesionado por la imagen. Adoraba las sesiones fotográficas, terminaba dirigiendo los pequeños rodajes que se le hicieron en vida y ni hablar de su trabajo con la pintura. Siempre fue un amante de la imagen y la imagen en movimiento. Solo faltaba que alguien se atreviese a narrar la vida de este gran personaje, de este gran icono de Venezuela. Y así, con la incertidumbre de contar esta historia de ficción que orbitó por años y años como tentativa en el limbo de la cinematografía, nació el film “Reverón” del director Diego Rísquez.

Un factor que resplandece en la primera etapa de la narración del film es la escasa inclusión de diálogos. Rísquez utiliza el recurso de las palabras cuando es totalmente necesario. No se concentra en explicar cada costumbre de su personaje, le deja oportunidad al espectador para que comprenda sus acciones con solo las miradas y gestos de su actor. Decide también, interpretar esa relación intimista entre Juanita y Armando con cierto distanciamiento en su primera época juntos; haciéndola lenta, romántica, pura y tormentosa. Reverón se sumerge en sus pensamientos y recuerdos mientras Juanita solo cumple el papel de compañera, poco preguntona y fiel protectora del pintor.

Los personajes centrales, Armándo y Juanita, ejecutan una labor particular de pareja atípica. Ambos, llenos de locura, son quienes llevan de la mano al espectador para revelar el mágico mundo que recrearon en las playas de Macuto. El primero, desempeñado por el entregado en cuerpo y alma Luigi Sciamanna, se encuentra perdido en su mundo de luz y remembranzas familiares; y la otra, en manos de la actriz Sheila Monterola, desprende su virtuosa ingenuidad; dejándose influenciar por su compañero.

No se podría crear un mejor ambiente para el personaje sin el trabajo de Cezary Jaworski en la fotografía y Alejandro Blanco Uribe en la música. Jaworski desempeña una cuidadosa labor en sus planos en picado, travellings y encuadres que desprenden una analogía similar a la de las pintura. La fotografía cuida el tratamiento de la luz que tanto consumió a Reverón, haciéndola sutil y atmosférica en la privacidad e intensa y radiante en los momentos más difíciles oscuros del personaje. Blanco Uribe, por su parte, desata un increíble trabajo musical que compenetra perfectamente la imagen y puesta en escena que desarrolla el director. Ejemplificado y resumido con el sublime y tierno tema “Niña Dulce”; en la que el actor Luigi Sciamanna comparte su faceta de cantante.

Quizás el desenlace de “Reverón” deja más que desear por imprecisiones referentes al paradero de algunos personajes al momento de finalizar el rodaje. Sin embargo, Diego Rísquez ha creado una obra valiosa en su narración sensible y sutil. A través de su dirección rememora, no solo el legado de su protagonista, sino también del personaje; del loco. Rísquez se desplaza con destreza en su contexto de mar, arena y madera al representar la vida de Reverón; que va acompañada de diversos personajes durante el rodaje. Luis Fernández, Antonio Delli, Héctor Manrique y Adrián Delgado son algunos de los rostros que terminan abordando la historia de un ser de extrema sensibilidad; que halló el sentido de su existencia en Juanita, la luz y los cuadros que dejó para la historia.



2 comentarios:

  1. Diego Rísquez hizo de la película "Reverón" un excelente largometraje. Los minutos iniciales,como dices, no hay diálogo, pero las imágenes por sí solas dicen mucho. La música es otro elemento fascinante de la película. Definitivamente, la entregada actuación de Luigi Sciamanna es lo que hace de "Reverón" una sobresaliente película venezolana.

    No obstante, hubo ciertos elementos que no me convencieron en la película. Aunque Juanita (Sheila Monterola)se vio bastante natural y creíble en gran parte de las escenas, en ciertos momentos dejaba de lado esas características, y me parecía estar viendo a otro personaje.

    Poco creíble el diálogo entre Delgado y Deli cuando jugaban a las bolas. Muy robotizados.

    Otra cosa, el final. Faltó ponerle mucho más empeño. Alargarlo un poco más y que quedara de una forma más completa. Quedas esperando otra cosa. El desenlace de "Reverón" se desprende totalmente del resto de la película.

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  2. En efecto Euped. El final de la cinta deja mucho que desear en comparación a todo el trabajo inicial y su desarrollo. Igual considero que es la mejor cinta venezolana, hasta ahora, este año.
    Saludos…

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